tus membrillos, tus granadas
y las mil clases de uvas,
de tus ubérrimas parras.
En nuestro pueblo, tuvimos la fortuna de disfrutar de dos variedades de frutas de toda la vida: las uvas de mesa y las peras, que fueron las señas de identidad de Rágol.
Entre
uvas y peras, es una difícil elección:
Hablamos de las uvas:
“que las uvas de Rágol, son las de mejor calidad de España”
( esto se dice en 1755 ) J. F. Cordoba y Peralta:
Historia de Granada y del Alpujarra, fols, 253-254).
“y
que en este lugar, como ya todos conocemos, fue donde se inició el
cultivo de la famosa uva de embarque de
Almería, exportada a todos los continentes “.
Escritores
y poetas, han elogiado esta circunstancia, haciendo que nuestro pueblo sea
conocido también, documentalmente.
Pero
además de esta reputación legítima, fue la base de nuestra economía y una
fuente de salud.
La
tercera gran riqueza provincial de
Almería y principal y única de nuestro pueblo, será la uva, que comienza a comercializarse a principios del
siglo XIX, esta uva de barco, originaria de " la Daira " y concretamente de una parra, en árabe “
dolia ” plantada en el paraje denominado de " las hoyetas
" en Rágol.
De
los orígenes del cultivo nos narra D. Francisco Rueda Ferrer, que en el paraje
de la Daira en
Rágol, se plantaron en las orillas de algunos bancales de viñedos, viñas de la variedad de Rágol,
produciéndose unas uvas de mejor aspecto y mayor duración. Estas nuevas plantas
las llevó a Ohanes un agricultor de la zona, apreciándose en el fruto más
dulzura y consistencia.
Corría
el año 1835 cuando un comerciante de Ugijar que conocía esta variedad de fruto,
compró las pocas que se producían, al precio de seis reales la arroba y, en
canastas, las embarcó desde Almería con destino a Málaga. Por sus cualidades de
tamaño, dureza y aguante, pronto los comerciantes malagueños recorrían los
pueblos del Andarax buscando el preciado fruto. Ante la demanda, el cultivo se
extendió desde Rágol a los pueblos limítrofes de Canjáyar y Ohanes que
centralizaron la producción durante los primeros años.
"
La cosecha de uva tiene tal capital importancia para la provincia de Almería que se da el
fenómeno constante que cuando es abundante y los precios remuneradores, se refleja en todas
las manifestaciones comerciales, un gran
número de transacciones así como en los demás ramos, que como hoteles, cafés, espectáculos públicos, y en una
palabra cuanto significa
bienestar goza de una prosperidad desconocida, en tanto
que la falta de cosecha o precios
desastrosos en los mercados
extranjeros han paralizado
casi por completo la vida de esta zona."
( Vida Económica de Almería)
La
sutil y fina pluma de, Julio
Alfredo Egea, nos describe
en:
“ Almería parralera “, un articulo titulado:“
Elegía por la uva de embarque “ una
maravilloso texto, autentico, realista y con la elegancia personal y literaria
de este gran poeta almeriense, viajero
incansable tantas veces premiado,
para él la poesía es “ un guiño
de Dios entre la niebla “.
Aunque
todo su contenido es una gran evocación, selecciono unos
párrafos:
“ Muestrarios de fruto, corinto, verde
amarillenta, molinera, de cuerno, roja dorada, negra en cestas, derramada sobre
una mesa, está por los cuadros de pintores que nacieron y crecieron, en los logros
del color, bajo la sombra y el color colado por el tramado de los sarmientos. Viendo
los cuadros de Moncada, Calvache o Gómez
Abad, se saborea el enclaustrado sol de
los azucares y sentimos en los dedos la
femenina piel de los racimos que acaricia a los ojos la armonía del color
“
Y hablando de vino, a lo largo de la
historia las gentes de Rágol, de hondas
raíces tradicionales, desarrollaron las condiciones optimas para elaborar vino,
desde las posibilidades que le daban las parras, las del zaino de uvas negras
diferenciando su contraste de calidad y el zurriache elaborado con las uvas no aptas para la
exportación, la rebusca y algo de granuja cuyos caldos jóvenes de consumo rápido no alcanzarían los índices
habituales que posibilitaran una mediana calidad.
Nació
así el culto al vino y se convirtió en todo un ritual, difundido de generación
en generación, los abuelos de los abuelos de nuestros abuelos ya elaboraban
vino, o por lo menos le llamaban vino, algunos de ellos en algo si que se
parecían a los que se hacen hoy, se lo
bebían y tan rico.
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Y resulta lógico pensar, que la utilización
que en otros tiempos se hizo en nuestro
pueblo como medio de vida y alimento, hoy se
descubre como un cultivo social para la obtención de vino, este preciado
liquido, hoy más que nunca, tan de auge en las nuevas generaciones, para
el consumo de familiares y amigos, eso
si, el jaraíz que tanto mosto vio discurrir por su suelo, hoy da cobijo a los
avances técnicos, y una maquina,
sustituye aquel tradicional y trabajoso baile de pisar.
Hablamos
de las peras:
La
verdad, es que a nivel popular y dentro de la provincia, Rágol es conocido y no
será olvidado por la fama que le dio el cultivo de sus perales, en árabe “ al
iyyás ”.
Revisando
la literatura, encontramos tantas alabanzas como nostalgias y haciendo realidad
la imagen literaria y poética de sus exquisitas peras:
Villaespesa,
Castañeda, Fdez. Novoa, Iborra, Manuela González, Eladio Guzmán y de tantas personas de Almería y su provincia,
interesados por tu procedencia, te preguntan:
¿ y tú de donde eres ?
de Rágol, le respondes.
¡ hombre !, las famosas peras de Rágol.
Hermosas peras de la Daira y del Lupión, terrenos agradecidos que le
daban color, olor y sabor, un sabor dulce y familiar, sencillo, agradable pero
cuyo gránulos se han quedado entre nuestras encías, haciéndonos perdurar un
regusto levemente amargo.
¡peras de Rágol¡, me comenta mi amigo José Luis que, junto a él, un sinfín de gentes se
apresuraban todas las mañanas a la plaza del mercado de Almería para comprar
las exquisitas peras de Rágol, recién subidas de la alhóndiga, por ello su
nombre fue garantía de calidad, y en los mercados donde se vendían tenían que
callar todas las demás, porque no había nada en su género mas exquisito.
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