Cabe el río Andaráx y a la encantada
luz de la media luna limonera,
la taha de Marchena reverbera
nostalgias nazarítas de Granada.
Río
arriba verdean la mirada
el naranjo, el parral y la morera,
y a dos leguas de posta nos espera
la blancura de Rágol jalbegada.
Y Rágol amanece de repente
nimbado de un azul incandescente
que parece alcanzar el infinito.
Lo mismo
que las notas de la diana
que el pueblo le dedica de mañana
a su santo patrón San Agapito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario